La ex rehén Karina Ariev compartió que experimentó acoso sexual mientras estaba en cautiverio de Hamas, lo cual cesó después de que amenazara con denunciar a uno de sus captores ante su comandante, quien prohibió tales acciones, según informó el Canal 12 el domingo.
El 7 de octubre, Ariev, quien fue secuestrada de la base de Nahal Oz junto con las observadoras del IDF Naama Levy, Daniella Gilboa y Liri Albag, logró repeler una granada que los terroristas le lanzaron.
Durante la masacre de los terroristas, hizo como si estuviera muerta. Sin embargo, un terrorista comenzó a jalarle la mano para asegurarse de que estaba viva. Tras entender que estaba viva, el terrorista comenzó a esposarla.
Paralelamente, otros terroristas realizaron "comprobaciones de muerte" en los otros soldados.
Según el medio de noticias israelí, en su camino a la Franja de Gaza, Ariev fue golpeada y estrangulada por los terroristas que la secuestraron.
Además, robaron el collar que llevaba desde la infancia alrededor de su cuello, el cual tenía un colgante de "Hamsa". También le arrancaron el cabello e infligieron quemaduras en su cuerpo.
Después de un mes en cautiverio, aprendió árabe y pudo escuchar los comentarios humillantes que hacían sus captores.
Según el informe, durante su tiempo en cautiverio de Hamas, sintió los ataques aéreos de las FDI y pudo ver a sus padres en la Plaza de los Rehenes en la televisión.
Ariev señaló que sintió que había sobrevivido para perpetuar la memoria del soldado de la base de Nahal Oz.
El domingo, Iris Haim, cuyo hijo Yotam Haim fue tomado como rehén por Hamas y accidentalmente fue disparado por las tropas de las FDI, compartió una carta que Ariev le envió contando su encuentro con su hijo en cautiverio.
'La sonrisa nunca se fue de su rostro'
"El 9/10, bajé al túnel y allí lo vi parado", escribió Ariev.
"Inmediatamente, sin siquiera conocerme, se acercó y me dio la mano, su cabello rojo recogido en un moño, con una sonrisa y ojos que irradiaban tanta calma, amor, serenidad, apoyo y cuidado", agregó.
"Desde el primer momento, Yotam irradiaba calma y tranquilidad; el roce de su mano, su abrazo y sus palabras me ayudaron a respirar más fácilmente y entender que mientras Yotam esté a mi lado, puedo reducir mi nivel de miedo", señaló Ariev.
"Sus palabras todavía resuenan en mi cabeza hoy: 'No tengas miedo, todo estará bien'. Más tarde, seguimos caminos separados y después de un mes y medio, nos encontramos de nuevo por unos minutos; siempre irradiaba optimismo, creía que todo saldría bien, se preocupaba por nosotros, se interesaba por nuestra historia, me abrazaba, escuchaba y su sonrisa nunca abandonaba su rostro", escribió.