El Papa Leo con la esperanza de renovar los lazos entre judíos y católicos

Cada año, los judíos tienen la oportunidad de "borrar la pizarra" - parece que el nuevo Papa también está tomando el mismo enfoque.

 El recién elegido Papa León XIV, el cardenal estadounidense Robert Prevost aparece en el balcón de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, el 8 de mayo de 2025. (photo credit: REUTERS/GUGLIELMO MANGIAPANE)
El recién elegido Papa León XIV, el cardenal estadounidense Robert Prevost aparece en el balcón de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, el 8 de mayo de 2025.
(photo credit: REUTERS/GUGLIELMO MANGIAPANE)

Cada año, a medida que se acerca el otoño, los judíos tienen la oportunidad de "borrar la pizarra". En cada Rosh Hashaná, reflexionamos sobre nuestras acciones del año pasado y buscamos el perdón de aquellos a quienes hemos hecho daño. Intentamos asumir la responsabilidad moral, hacer enmiendas y comprometernos a cambiar.

Parece que el nuevo Papa también está siguiendo el mismo enfoque al comenzar sus primeros meses en el cargo.

En un mensaje sincero al pueblo judío esta semana, el Papa Leo XIV, el primer pontífice nacido en Estados Unidos, ha ofrecido una especie de reinicio en el diálogo del Vaticano con la comunidad judía global. En una carta dirigida al rabino Noam Marans del Comité Judío Americano, Leo se comprometió a seguir fortaleciendo el diálogo de la Iglesia con el pueblo judío.

"Confiando en la ayuda del Todopoderoso, me comprometo a continuar y fortalecer el diálogo y la cooperación de la Iglesia con el pueblo judío en el espíritu de la declaración Nostra Aetate del Segundo Concilio Vaticano", afirmó el pontífice en la carta.

Nostra Aetate fue un documento histórico en el Concilio de 1962-1965 que repudió el concepto de culpa judía colectiva por la muerte de Jesús y abogó por el diálogo con religiones no cristianas.

Es un mensaje oportuno y necesario.

 Iglesia de Jerusalén (Ilustrativo)  (credit: I. H. Mintz)
Iglesia de Jerusalén (Ilustrativo) (credit: I. H. Mintz)

Relaciones entre Israel y el Vaticano en tensión

La relación entre Israel y el Vaticano ha estado bajo tensión en los últimos años. La guerra en Gaza solo ha intensificado la tensión, ya que el Papa Francisco, predecesor de Leo, a menudo hablaba sobre el conflicto de maneras que muchos judíos sintieron traicionaban el equilibrio y la claridad moral esperada de la Santa Sede.

Aunque condenó el terrorismo, en ocasiones Francisco no mencionó a Hamás por su nombre o reconoció la profundidad del dolor judío después de la masacre del 7 de octubre. Su silencio o ambigüedad percibida alienaron no solo a Israel, sino también a comunidades judías en todo el mundo.

Por otro lado, Leo XIV pidió un alto el fuego en Gaza y la liberación de todos los rehenes israelíes retenidos por Hamás el pasado domingo en su primer mensaje a la multitud en la Plaza de San Pedro desde su elección como pontífice.

El mensaje del Papa, por lo tanto, no es solo un gesto diplomático sino también un reinicio moral, uno que invoca a Nostra Aetate, el documento que transformó las relaciones católico-judías hace casi 60 años. Al afirmar que el diálogo y la reconciliación son posibles, incluso después de siglos de desconfianza, ese documento ayudó a sentar las bases para el respeto mutuo. La promesa de Leo de renovar ese espíritu es un paso bienvenido, especialmente después de 18 meses en los que los judíos se han encontrado demonizados en todo el mundo por Israel.

Pero este momento no debe ser solo simbólico. Con la inauguración del Papa Leo programada para la próxima semana, y se espera que asista el Presidente Isaac Herzog, es el momento oportuno para una reafirmación más profunda de los lazos entre el Vaticano y el estado judío.

Esta relación es profundamente religiosa y también política. Millones de cristianos de todo el mundo vienen a Israel cada año debido a su fe, a Jesús, y a Jerusalén, Belén y Nazaret. Sus peregrinaciones, oraciones e identidad espiritual están profundamente ligadas a la misma Tierra de Israel. Las sólidas relaciones entre el Vaticano y el estado judío no son meras cortesías diplomáticas, sino que son esenciales para sostener la geografía sagrada que une a ambas tradiciones.

No es una exageración decir que Jerusalén, además de ser la capital del Estado judío, también es un corazón espiritual para los cristianos. Aquellos que vienen a Tierra Santa caminan en los pasos de Jesús, visitan el Monte de los Olivos, la Iglesia del Santo Sepulcro y el Mar de Galilea. Estas experiencias son posibles gracias al cuidado de Israel y su pluralismo religioso. Un fuerte vínculo entre el Vaticano e Israel garantiza que estos sitios permanezcan protegidos, accesibles y llenos de significado para las generaciones futuras.

A medida que nos acercamos al 60º aniversario de Nostra Aetate, instamos a los líderes del Vaticano e Israel a no dejar pasar este momento. Permitan que la calidez del mensaje de Leo XIV se traduzca en un diálogo renovado, peregrinaciones e iniciativas educativas, y sobre todo, un compromiso compartido con la paz y la comprensión.

El pueblo judío cree en la posibilidad del retorno. Rosh Hashaná es un momento no solo de juicio, sino de teshuvah, de arrepentimiento, de volver a lo correcto. La Iglesia también tiene su propia tradición de gracia, de perdón y de reconciliación.

Este año, ese espíritu bien podría ser utilizado para fortalecer las relaciones judío-católicas.