Irán no detendrá el enriquecimiento de uranio: La bomba es solo una parte del plan - opinión

Los Estados Unidos e Israel deben reconocer que Irán nunca abandonará voluntariamente su enriquecimiento nuclear a menos que se les fuerce a hacerlo.

 MIEMBROS DE LA DELEGACIÓN DE IRÁN abandonan la embajada de Omán en Roma, donde se celebró la quinta ronda de conversaciones entre Estados Unidos e Irán (photo credit: Guglielmo Mangiapane/Reuters)
MIEMBROS DE LA DELEGACIÓN DE IRÁN abandonan la embajada de Omán en Roma, donde se celebró la quinta ronda de conversaciones entre Estados Unidos e Irán
(photo credit: Guglielmo Mangiapane/Reuters)

Más allá del orgullo nacional o la disuasión, el impulso nuclear de Irán está profundamente arraigado en su estrategia de supervivencia del régimen, ambiciones regionales y guerra ideológica con Occidente.

Durante décadas, el mundo ha luchado con la implacable búsqueda de capacidades nucleares por parte de la República Islámica, a menudo viéndola a través del estrecho prisma de la proliferación y la disuasión.

Sin embargo, un examen más detallado revela una verdad más siniestra: el programa nuclear de Irán no se trata únicamente de adquirir una bomba, sino de una herramienta multifacética diseñada para mantener al mundo como rehén, extraer concesiones y avanzar agresivamente en su agenda antioccidental y antiisraelí.

El camino nuclear de Irán

El camino nuclear de Irán, iniciado bajo el derrocado sha para supuestos fines pacíficos, tomó un giro clandestino y ominoso después de la revolución de 1979. Mientras Teherán afirma consistentemente que su programa es para energía civil, las evaluaciones internacionales, notablemente de la AIEA y varias agencias de inteligencia, pintan un cuadro muy diferente.

Las acciones de Irán, desde actividades no declaradas para enriquecer uranio al 60%, un paso técnico corto del grado de armas, traicionan sus verdaderas intenciones. Informes recientes que indican suficiente uranio enriquecido al 60% para múltiples armas, junto con inteligencia que sugiere un programa de armas nucleares "muy avanzado", exponen la vacuidad de las declaraciones pacíficas de Irán.

El programa nuclear es, ante todo, una "póliza de seguro de vida" para el régimen clerical. Internamente, proyecta fuerza y legitimidad, disuadiendo el descontento interno y aplastando cualquier indicio de levantamiento popular. Renunciar al enriquecimiento sería percibido como una rendición simbólica, señalando debilidad y potencialmente provocando disturbios internos. Regionalmente, sirve como una palanca poderosa para proyectar influencia y fomentar el "Eje de la Resistencia".

Esta red de representantes, incluyendo a Hezbollah en Líbano y los hutíes en Yemen, no es simplemente un subproducto de la política exterior iraní, sino una extensión deliberada de su poder, permitiendo a Teherán librar guerras por procuración y desestabilizar el Medio Oriente con negación plausible. El programa nuclear respalda esta expansión, otorgando a Irán una forma única de influencia y un disuasivo contra la intervención externa.

 Un periódico iraní con una foto de portada del presidente estadounidense, Donald Trump, y el enviado de Estados Unidos para Oriente Medio, Steve Witkoff, es visto en Teherán, Irán, el 11 de mayo de 2025. (credit: MAJID ASGARIPOUR/WANA (WEST ASIA NEWS AGENCY) VIA REUTERS)
Un periódico iraní con una foto de portada del presidente estadounidense, Donald Trump, y el enviado de Estados Unidos para Oriente Medio, Steve Witkoff, es visto en Teherán, Irán, el 11 de mayo de 2025. (credit: MAJID ASGARIPOUR/WANA (WEST ASIA NEWS AGENCY) VIA REUTERS)

Irán ha dominado el arte de la coerción nuclear, utilizando sus avances como moneda de cambio en las negociaciones. Cada paso más cerca de la armamentización, desde aumentar los niveles de enriquecimiento hasta restringir el acceso del OIEA, está calculado para obtener concesiones, principalmente el levantamiento de sanciones. Para Teherán, la diplomacia es menos acerca de compromisos genuinos y más sobre ganar tiempo. Irán sistemáticamente retrasa el compromiso, prefiere las conversaciones indirectas para controlar las narrativas y utiliza la confusión y la dilación para prolongar las discusiones mientras continúa sus actividades de enriquecimiento.

La amenaza de retirarse del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) es otra carta de negociación potente, utilizada para presionar a los interlocutores hacia ofrecer alivio económico o restringir a los adversarios regionales. Esta decepción estratégica, arraigada en los conceptos chiítas de "taqiyyah" (dissimulación religiosa) y "khod'eh" (engaño estratégico), le permite al régimen mantener flexibilidad y presentar una fachada engañosa mientras persigue sus objetivos ideológicos finales.

Hostilidad duradera

En el corazón de la ambición nuclear de Irán yace una ideología revolucionaria imbuida en una hostilidad duradera hacia Estados Unidos, apodado "el Gran Satán", y un deseo obsesivo por la destrucción de Israel, "el Pequeño Satán". Esto no es mera retórica; "Muerte a América" y "Muerte a Israel" están arraigados en las instituciones políticas, educativas y religiosas de Irán.

Para el liderazgo de Teherán, la mera existencia de Israel es una afrenta ideológica, un "tumor canceroso" que socava su visión de dominación regional. Cualquier acuerdo basado únicamente en restricciones técnicas sin abordar esta animosidad ideológica fundamental es, por lo tanto, frágil y peligrosamente ingenuo.

Esta fervor ideológico explica por qué las políticas de apaciguamiento, como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), han fracasado de manera demostrable. Los críticos, incluidas voces fuertemente proamericanas y proisraelíes, argumentaron acertadamente que el alivio de las sanciones proporcionado por el JCPOA fortalecería a Irán, financiando sus guerras por intermediarios y fortaleciendo sus capacidades militares.

El régimen de inspección insuficiente del acuerdo y la inminente expiración de restricciones clave no se vieron como caminos hacia la paz, sino como habilitadores de las ambiciones nucleares a largo plazo de Irán. El primer ministro Benjamin Netanyahu llamó famosamente al JCPOA un "error histórico", advirtiendo que alimentaría el terrorismo y la agresión iraníes. La historia ha demostrado que estas preocupaciones son válidas, ya que Irán ha aprovechado cada concesión para profundizar su presencia regional y acelerar sus avances nucleares.

Dadas las motivaciones profundamente arraigadas de Irán, una política de apaciguamiento no solo es ineficaz, sino peligrosa. Estados Unidos e Israel deben reconocer que Irán nunca abandonará voluntariamente su enriquecimiento nuclear a menos que se le obligue a hacerlo. Esto exige una estrategia a largo plazo centrada en un robusto contención y una postura preventiva creíble.

La verdadera desnuclearización requiere el desmantelamiento total del programa nuclear de Irán, no solo congelaciones o limitaciones temporales. Esto significa restaurar y expandir las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU, mantener la máxima presión económica y, crucialmente, presentar un disuasivo militar genuinamente creíble.

Opciones militares

Tanto las opciones militares estadounidenses como israelíes deben permanecer sobre la mesa, no como primera opción sino como garantía última de que Irán nunca adquirirá un arma nuclear. Además, una estrategia debe abordar la naturaleza fundamental del régimen en sí, reconociendo que la estabilidad duradera puede requerir en última instancia una transformación interna.

La alternativa, un Irán armado con armas nucleares, alteraría fundamentalmente el panorama de seguridad global, desencadenando una carrera armamentística sin precedentes en Medio Oriente y fortaleciendo al principal patrocinador estatal de terrorismo en el mundo. La bomba no es un objetivo final para Irán; es simplemente un facilitador poderoso para su plan destructivo más amplio.

Solo una postura resuelta e inquebrantable de parte de Estados Unidos e Israel, preparada para el largo plazo y la acción decisiva, puede salvaguardar la seguridad regional y prevenir las consecuencias catastróficas de un Irán nuclear.

El escritor, miembro del Middle East Forum, es un analista de políticas y escritor con sede en Marruecos. Síguelo en X: @amineayoubx.