En la vida cotidiana, a menudo nos enfrentamos a preguntas halájicas e incertidumbres contemporáneas. El Rabino Shai Tchan, Rosh Kollel de Shaarei Ezra y jefe del Beit Hora'ah Arzei HaLevanon, proporciona orientación halájica accesible y aborda las preguntas planteadas tanto dentro como fuera de la sala de estudio. El tema de hoy: la permisibilidad de comer matzot suaves en Pascua.
Pregunta:
Cada año en la mesa del Seder, nuestra familia debate el mismo tema: ¿Es permitido comer matzot suaves en Pascua? Algunos miembros de la familia sostienen que, dado que hay autoridades halájicas que lo consideran jametz, es mejor ser estrictos. ¿Podría el Rabino aclarar este asunto para nosotros antes de la noche del Seder?
Respuesta:
Shalom y bendiciones. Comencemos señalando que hay evidencia sustancial en el Talmud y la literatura halájica que indica que hasta hace relativamente poco tiempo, las matzot comidas por el pueblo judío eran suaves y gruesas. Aunque esto pueda parecer sorprendente dada la extrema delgadez de las matzot a las que estamos acostumbrados hoy en día, el Talmud (Pesajim 37a) y la halajá (Shulján Aruj, Oraj Jaim 460:5) permiten matzot hasta el grosor de un tefajim, aproximadamente 8 cm según el Rabino Chaim Naeh.
Además, las matzot consumidas en tiempos antiguos se asemejaban estrechamente a lo que hoy conocemos como pan pita. El Talmud incluso discute un escenario en el que una persona encuentra un pan en la Pascua y no está seguro si es jametz o matzá, lo que implica una similitud visual. Hoy en día, tal confusión sería imposible debido a la marcada diferencia en apariencia entre la matzá moderna y la pita, lo que demuestra aún más que las matzot de la era talmúdica eran suaves y gruesas.
El Mishná Berurá (Orach Jaim 475:3) señala explícitamente que no es necesario triturar la matzá para fines de medición, incluso si es suave y esponjosa. Esto refleja la práctica aceptada de hacer matzot suaves. Los Minhagéi Jatam Sofer también describen cómo él hornearía la matzá del medio para el Seder como gruesa y suave, asegurando que fuera lo suficientemente grande para todos los asistentes, eco de las palabras del Chak Yaakov (ídem, 26).
Pero aquí el niño podría preguntar: Si es así, ¿qué cambió? ¿Por qué esta noche es diferente a todas las demás noches, en las que nuestros ancestros comieron matzot suaves y gruesas, mientras que esta noche consumimos secas y delgadas?
La respuesta radica en las costumbres divergentes de las comunidades judías. Algunas han preservado fielmente sus tradiciones ancestrales, como la comunidad yemenita y segmentos de otras comunidades del Este. En contraste, los judíos ashkenazíes de ascendencia europea han adoptado normas estrictas por diversas razones.
Algunos explican que con la llegada de la producción en masa para el público judío en general, había preocupación de que las matzá blandas podrían estropearse o endurecerse, por lo que se consideró preferible producir matzá delgadas y secas que conserven la frescura por más tiempo (Minchat Asher, Hagadá de Pesaj, §15). Otros afirman que en nuestros tiempos nos falta la experticia necesaria para hornear adecuadamente matzá blanda y, por lo tanto, es aconsejable evitarlas (Minchat Asher citando al rabino Shlomo Zalman Auerbach).
Ruling práctico: Cada individuo debe seguir su costumbre ancestral y consultar con sus autoridades rabínicas para determinar la práctica adecuada y apropiada para ellos.
Este artículo fue escrito en colaboración con Shuva Israel.