Aunque no faltan amenazas para Israel y Europa en este momento, el cambio climático puede haber introducido una nueva: el pez conejo (también conocido como Aras).
El invasor acuático venenoso se presenta en cuatro subespecies, dos de las cuales se encuentran actualmente en el Mediterráneo, explicó el zoólogo de la Universidad de Tel Aviv, el Dr. Menachem Goren al Jerusalem Post.
La primera y más común, conocida como el pez conejo moteado, fue registrada por primera vez en las costas de Israel hace más de 200 años, en 1924. La segunda, el pez conejo oscuro, fue encontrado en las costas de Israel en 1955 después de viajar a través del Canal de Suez.
Si bien el pez ha sido registrado en Israel durante mucho tiempo, la población ha aumentado considerablemente en los últimos años como resultado del cambio climático, extendiéndose hasta Europa, llegando incluso a Francia, explicó el Dr. Goren. El pez conejo oscuro, en particular, es menos sensible a las aguas frías, lo que facilita su desplazamiento hacia Europa.
Ambas subespecies son herbívoras, consumiendo gran parte de las algas verdes y las praderas marinas del Mediterráneo, el ambiente utilizado como cobertura por los peces nativos y los crustáceos.
"El pez es un pastador muy eficiente", explicó el Dr. Goren. "Así que realmente limpia la superficie de las rocas, negando refugio a otros peces, especialmente a los jóvenes".
Hay un tipo de mero que se alimenta de los peces venenosos, pero no ha logrado eliminar por completo la especie invasora, la cual se reproduce a una velocidad inmensa.
Además de tener dientes similares a incisivos, las espinas venenosas del pez hacen que sea una presa difícil.
El apetito del pez también amenaza a los erizos de mar, lo que podría potencialmente devastar ciertas economías europeas que dependen de la cosecha de estos mariscos, a menudo considerados una delicatesen. España e Italia están en particular riesgo, explicó el Dr. Goren.
Introducción de otras especies no invasivas
El invasor también puede traer consigo otras especies no invasivas, ya que investigaciones sugieren que el pez ha consumido y posteriormente excretado ictiocoria viva en nuevos ambientes marinos, según una investigación de 2020 publicada por el Instituto Oceanográfico y Limnológico de Israel (IOLR) y el Centro de Investigación Oceanográfica GEOMAR Helmholtz en Kiel.
La carne del pez contiene ciguatoxinas, las cuales pueden causar envenenamiento por ciguatera si son ingeridas. Estas toxinas son estables a altas temperaturas y por lo tanto no pueden ser destruidas al cocinar o congelar el pescado, según el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades.
Consumir pescado contaminado puede resultar en náuseas, vómitos, diarrea, calambres abdominales, parestesia en los labios, lengua y extremidades, alodinia al frío, un sabor metálico en la boca, artralgia, mialgia, prurito sin urticaria o eritema, debilidad muscular, visión borrosa, relaciones sexuales dolorosas, hipotensión, bradicardia y en casos extremadamente raros, la muerte.