Un estudio israelí identificó TRIM63 como un contribuyente genético significativo a la miocardiopatía hipertrófica, la enfermedad cardíaca hereditaria más común en todo el mundo. Los hallazgos podrían transformar los protocolos de detección genética y tratamiento para los afectados en todo el mundo.
La MCH es un tipo de enfermedad cardíaca incurable pero a menudo no diagnosticada que afecta a aproximadamente una de cada 500 personas, algunas de las cuales tendrán una expectativa de vida normal pero otras que están en riesgo de complicaciones, incluyendo insuficiencia cardíaca y muerte súbita.
La enfermedad es una condición autosómica dominante, lo que significa que se origina en uno de los 22 cromosomas no sexuales y necesita transmisión de solo uno de los padres, no de ambos. Por lo tanto, las personas tienen un 50% de riesgo de heredarla o de transmitir su predisposición a sus hijos. La MCH hace que el músculo cardíaco se engrose, lo que dificulta que el corazón bombee sangre.
Es una causa bien conocida de muerte súbita en atletas; casi la mitad de las muertes debido a esta condición ocurren durante o justo después de algún tipo de actividad física.
Los síntomas incluyen latidos cardíacos rápidos, palpitantes o fuertes; dolor en el pecho; hinchazón de las piernas, tobillos, pies, área del estómago y venas del cuello; y falta de aliento o dificultad para respirar con la actividad o incluso en reposo.
Formas de evitar complicaciones, especialmente si los genes la causaron, incluyen no fumar, no tomar pastillas para adelgazar o medicamentos de venta libre para el resfriado, evitar saunas y bañeras de hidromasaje, y mantenerse alejado de drogas callejeras como la cocaína y la metanfetamina, que son extremadamente peligrosas para los pacientes con HCM.
Perder peso, caminar ligero, reducir el estrés con técnicas de relajación como la respiración profunda y tratar la hipertensión (presión arterial alta) pueden ayudar a aliviar los síntomas.
También hay medicamentos como betabloqueantes e inhibidores de los canales de calcio u otros medicamentos más nuevos recetados para ayudar al corazón a contraerse y relajarse correctamente. En casos significativos, se inserta un desfibrilador que identifica ritmos cardíacos potencialmente mortales y envía un impulso eléctrico para detenerlos, pero cuando el flujo sanguíneo fuera del corazón está severamente bloqueado, puede realizarse una operación a corazón abierto llamada miectomía quirúrgica.
AHORA, UN estudio pionero en el Instituto de Investigación Clalit y en el Centro Médico Rabin-Beilinson en Petah Tikva ha revelado que el gen TRIM63 es un importante impulsor genético y factor de riesgo para la HCM. El equipo, liderado por la Dra. Noa Ruhrman Shahar del Rabin y el Prof. Shay Ben-Shachar del instituto de investigación, proporciona evidencia convincente del papel del gen tanto en causar como en aumentar la susceptibilidad a la afección cardíaca.
Los investigadores instan a incluirlo en paneles de diagnóstico global para enfermedades genéticas. A pesar de la creciente evidencia, TRIM63 no está presente en muchos paneles genéticos comerciales de HCM, en gran parte debido a la incertidumbre prolongada sobre su participación en la enfermedad. Esta nueva investigación proporciona una justificación sólida para su inclusión inmediata en los protocolos de diagnóstico, especialmente en poblaciones de alto riesgo o poco representadas, instó el equipo.
El estudio acaba de ser publicado en la revista Circulation: Genomic and Precision Medicine bajo el título "Las variantes mono y bialelicas en TRIM63 están asociadas frecuentemente con una forma única de miocardiopatía hipertrófica, podrían transformar los protocolos de detección y tratamiento genético para pacientes con HCM en todo el mundo".
"Este es un descubrimiento que salva vidas", escribió Ruhrman Shahar. "Reconocer a los portadores de mutaciones TRIM63 que causan enfermedades permite una vigilancia e intervención tempranas, reduciendo drásticamente el riesgo de eventos cardíacos graves, incluso fatales".
Procedimiento del estudio
El equipo siguió a 107 pacientes con HCM no relacionados utilizando paneles genéticos basados en exomas avanzados, extrayendo de poblaciones diversas que incluyen judíos ashkenazíes, comunidades judías del norte de África y Oriente Medio, y árabes musulmanes. Encontraron variantes patogénicas bialélicas (dos copias) de TRIM63 en el 4.7% de los pacientes, lo que representó el 18.5% de todos los diagnósticos genéticos en la cohorte.
Estos individuos presentaron engrosamiento severo del músculo cardíaco de inicio temprano, arritmias frecuentes y episodios recurrentes de desmayo, algunos necesitando desfibriladores implantables (ICDs) antes de su diagnóstico genético. Se encontraron variantes patogénicas monoalélicas (una sola copia) en un 7.5% adicional de los pacientes. En comparación con un grupo control no cardíaco, estas variantes fueron 8.2 veces más comunes entre los pacientes con HCM, lo que sugiere fuertemente que incluso una sola copia defectuosa de TRIM63 aumenta significativamente el riesgo de HCM.
Se identificó una mutación previamente no documentada (277C>T) como relativamente común entre los judíos de ascendencia libia, con una frecuencia estimada de la enfermedad de uno en 14,400. Esto destaca la importancia de la detección dirigida en poblaciones genéticamente aisladas o consanguíneas (personas que se casan con primos hermanos).
"Estos hallazgos ofrecen nuevas perspectivas vitales", dijo Ben-Shachar. "Más allá de avanzar en nuestra comprensión científica, ofrecen una oportunidad real para prevenir complicaciones en miles de pacientes de alto riesgo a través de la atención personalizada".
Esta investigación histórica fue posible gracias a una colaboración nacional entre el Instituto de Investigación Clalit y el Centro Médico Rabin, así como otros institutos líderes en Israel, aprovechando la base de datos genómica única de Clalit, una de las más grandes y diversas del país.
"Nuestros hallazgos representan un gran avance en genética cardíaca", concluyó Ruhrman Shahar. "Esta mutación causa miocardiopatía severa y debería reconocerse como un factor de riesgo clave para la disfunción cardíaca. Creemos que estas percepciones impactarán a millones en todo el mundo, tanto en el diagnóstico como en la atención".