La historia se repite, no olvidemos errores de nuestras democracias- opinión

Quién iba a imaginar que en las principales universidades estadounidenses, administradores, profesores y estudiantes se pondrían del lado del discípulo de Hitler: Hamás.

 MOMENTOS CONTEMPLADORES en el campus frente a los rehenes, cerca del campamento propalestino de la Universidad de Columbia, Nueva York, 24 de abril. (photo credit: REUTERS/David Dee Delgado)
MOMENTOS CONTEMPLADORES en el campus frente a los rehenes, cerca del campamento propalestino de la Universidad de Columbia, Nueva York, 24 de abril.
(photo credit: REUTERS/David Dee Delgado)

Cuando la Torá describe a los judíos en Egipto utiliza una terminología extraña, “Habayin Mitzra imah,” “estos son los nombres de los hijos de Israel, los recién llegados de camino a Egipto. ”¿Por qué utiliza la Torá esa frase cuando todos sabemos que Iosef ya estuvo en Egipto durante un largo período y que fue el primer ministro que realmente salvó al país de la inanición?

El rabino Iosef B. Soloveitchik responde: “Si eres judío, siempre serás juzgado como un recién llegado” – un texto que sugiere a los intolerantes que se trata de alborotadores que quieren arruinar nuestro país, por lo que siempre se refieren a ellos como Habayin Mitzrai’mah, los disidentes no deseados que acaban de llegar.

Así ocurrió cuando Albert Einstein, el científico de fama mundial que se instaló en América y ayudó a los Estados Unidos con su genialidad que innegablemente ayudó a ganar la Segunda Guerra Mundial. Tras el ascenso de Hitler al poder, Einstein admitió que el pacifismo ya no era realista.

En agosto de 1939, al enterarse de que los físicos alemanes se apresuraban a descubrir la fisión nuclear, firmó una carta al presidente Roosevelt advirtiéndole de que “el elemento uranio puede convertirse en una energía importante en un futuro inmediato– es decir, en una bomba.”

El presidente respondió desarrollando la bomba antes de que Hitler pudiera hacerlo. Esto, por supuesto, condujo a la victoria aliada sobre la Alemania nazi de Hitler’y los japoneses. Pero ni siquiera eso impidió que los antisemitas le atacaran, afirmando que era un judío que intentaba destruir América.

 SE MANIFESTAN SIGNOS delante de Deering Meadow, en un campamento de activistas propalestinos en la Universidad Northwestern de Evanston, Illinois, el mes pasado. Instituciones como Northwestern han sucumbido al dominio de la mafia, denuncia el escritor. (Crédito: REUTERS/Nate Swanson)
SE MANIFESTAN SIGNOS delante de Deering Meadow, en un campamento de activistas propalestinos en la Universidad Northwestern de Evanston, Illinois, el mes pasado. Instituciones como Northwestern han sucumbido al dominio de la mafia, denuncia el escritor. (Crédito: REUTERS/Nate Swanson)

Por eso, dice el rabino Soloveitchik, incluso a Moisés, el más grande de todos los profetas, que hizo descender las tablas del cielo, se le asignó la responsabilidad añadida de cargar con los huesos de José durante el Éxodo de Egipto. 

¿Por qué? Para recordarnos que, aunque José fue el hombre que salvó la economía egipcia del colapso total y del desastre, el Faraón y sus secuaces recompensaron a José arrojando a sus tataranietos al Nilo– igual que hicieron Hitler durante el Holocausto y Stalin después; e igual que Hamás, Hezbolá e Irán están haciendo con los judíos de hoy’.

No se puede contar con que los enemigos se adhieran a las reglas del juego 

Es ingenuo suponer que porque uno se adhiere a los principios de la democracia y la moralidad, sus enemigos harán lo mismo. ¿Quién podría haber imaginado que en las principales universidades estadounidenses, administradores, profesores y estudiantes se pondrían del lado del discípulo de Hitler– Hamas

¿Qué clase de universidades tenemos en Estados Unidos que demuestran y apoyan con entusiasmo a organizaciones terroristas cuya razón de ser es nada menos que la destrucción del pueblo judío, Israel y sus defensores?

No olvidemos nunca los errores que cometieron nuestras democracias siguiendo los pasos de Neville Chamberlain y sus partidarios intelectuales, que no comprendieron los verdaderos motivos de Adolf Hitler y su Tercer Reich, que estuvo a punto de acabar con la civilización humana.


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Que Dios bendiga a todos los que han sufrido y a los que han perecido defendiendo al Estado de Israel y al pueblo judío.

Como nos recordaba Simon Wiesenthal: “La libertad no es un regalo del cielo; debemos luchar por ella todos y cada uno de los días.”

El escritor es fundador y decano emérito del Centro Simon Wiesenthal y copresidente del Museo de la Tolerancia de Jerusalén.